En el contexto organizacional, los grupos pueden clasificarse en formales e informales, cada uno con características y funciones distintas dentro de la empresa.
Grupo Formal
Definición y estructura: Un grupo formal es creado intencionalmente por la organización para cumplir con objetivos específicos definidos por la empresa. Estos grupos tienen una estructura bien definida, con roles y responsabilidades claramente establecidos para sus miembros. Por ejemplo, un equipo de proyecto, un comité de dirección, o un departamento.
Objetivos y funciones: Los objetivos de un grupo formal están alineados con las metas y estrategias organizacionales. La función de estos grupos es realizar tareas específicas que contribuyen al cumplimiento de los objetivos empresariales, como aumentar las ventas, mejorar el servicio al cliente, o desarrollar nuevos productos.
Duración: Generalmente, los grupos formales tienen una duración determinada que puede ser permanente o temporal, dependiendo de la necesidad organizacional que motivó su creación.
Grupo Informal
Definición y estructura: Un grupo informal surge naturalmente entre los empleados sin una estructura formal impuesta por la organización. Se forma basado en intereses personales, amistades, o identificaciones comunes entre los miembros, como hobbies, antecedentes culturales, o similitudes en las tareas laborales.
Objetivos y funciones: Los objetivos de un grupo informal no son establecidos por la organización, sino que emergen de las necesidades y deseos de sus miembros. Estos grupos pueden servir para proporcionar apoyo emocional, socialización, y un sentido de pertenencia, lo que puede contribuir indirectamente a la satisfacción laboral y la cohesión entre los empleados.
Duración: Los grupos informales pueden ser muy fluidos; pueden cambiar, evolucionar o disolverse con el tiempo, dependiendo de las relaciones entre los miembros y las dinámicas internas del grupo.
Impacto Organizacional
Ambos tipos de grupos tienen importancia y efectos significativos dentro de la organización. Los grupos formales son esenciales para la ejecución y gestión eficiente de las tareas organizacionales. Por otro lado, los grupos informales pueden influir en la moral y la cultura de la empresa, afectando aspectos como la comunicación interna, la motivación y el ambiente de trabajo. Un buen liderazgo reconoce la importancia de ambos tipos de grupos y busca gestionarlos de manera que se complementen para mejorar el rendimiento y el clima organizacional.
